La fiebre dorada de Gullit

1987 fue un año vital para el AC Milan, ya que con la llegada de un tal Silvio Berlusconi a la cabeza principal de la dirigencia, las cosas debían mejorar para un equipo rossonero que deambulaba entre sombras por esos años.

Desde cambios estructurales hasta la llegada de Arrigo Sacchi fueron los cambios iniciales que registraba el club, aunque, no menos importante, en ese mismo verano llegaron al equipo dos holandeses que estaban en boca de toda Europa: Ruud Gullit y Marco van Basten. A pesar de que ambos jugadores tuvieron sus merecidos galardones por el trabajo en el club, hoy toca hablar del nacido en Ámsterdam el 1 de septiembre de 1962.

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Antes de su importante paso al club lombardo, Ruud Gullit estuvo dos temporadas en el PSV Eindhoven, equipo donde verdaderamente hizo los méritos para hacerse con el trofeo internacional ese año. En la temporada 1986/87 Gullit anotó 22 goles en 34 partidos de liga con el conjunto de Eindhoven, goles que, unidos a los de Wim Kieft, hicieron posible el campeonato holandés en esa temporada. En ese mismo período de tiempo se adjudicaron la KNVB Beker. Igualmente fue el inicio del PSV que ganaría después la Copa de Europa con Hiddink en el banquillo y ya con Gullit en el cuadro lombardo.

El centrocampista holandés, un futbolista que aunaba llegada, juego y trabajo, un centrocampista total, fue sin duda alguna una de las sensaciones de finales de los 80. Para el verano de 1987 el Milan se haría con los servicios de este jugador por la cuantiosa suma de 8 millones de euros, alucinantes números para la época.

¿Cómo fue electo Balón de Oro? A pesar de los méritos ya mencionados, la votación del Balón de Oro ese año fue muy pareja, dando a Gullit ganador con 106 votos, apenas 15 votos por encima del segundo lugar, quien fuera el portugués Paulo Futre del Atlético Madrid, quien consiguiera 91 votos por la espectacular temporada que tuvo en Europa. El tercer lugar del podio fue para el delantero del Real Madrid, Emilio Butragueño, quien con 61 votos tenía imposible luchar con los dos primeros.

Quien fuese electo como el Mejor Jugador de Holanda en 1986 en gran medida deberá agradecer al entrenador Guus Hiddink por el trofeo individual logrado.

El año en que ganó el título sólo estuvo en el Milan cuando ya había sido electo como Balón de Oro, pero, por fortuna para él y para el club, no fue la última vez que aspiraría a esa distinción, la cual, lamentablemente nunca volvió a ganar.

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